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JAVIER JIMÉNEZ-EMILIO LÓPEZ
Un hombre de unos ochenta años de edad falleció ayer en la rampa de un garaje de Palma tras pegarse supuestamente un tiro en la cabeza.

El cuerpo sin vida del varón, de origen griego y nacionalizado español, apareció en el aparcamiento del número 3 de la calle Rodríguez de Arias, una travesía de Avenida Argentina, y la personó que lo encontró, en medio de un gran charco de sangre, dio aviso inmediato a la Policía. Una dotación del 091 confirmó el fallecimiento y al poco tiempo el Grupo de Homicidios de la Jefatura de Palma hizo su aparición en el garaje, que quedó precintado. La víctima estaba tendida sobre la rampa, cerca de un coche blanco al parecer de su propiedad. Tenía una pistola en una de sus manos y se había volado la cabeza de un tiro, con un orificio de entrada y otro de salida.

En un primer momento se especuló con que podía tratarse de un crimen y que le habían colocado el arma en la mano para despistar. Sin embargo, las pesquisas posteriores descartaron esta posibilidad y se centraron en un suicidio. El juez Juan Ignacio Lope Sola, titular del juzgado de instrucción número 2, acudió al garaje acompañado de un médico forense y de una comisión judicial, y a las dos de la tarde ordenó el levantamiento del cadáver.