En los bares de Artà todo eran buenas palabras hacia el
comportamiento en general de Pedro. Nadie quiso entrar en detalles
ni valorar su vida privada, ni su supuesta homosexualidad. Se
limitaron a comentar lo que conocían de él: «Era una persona
normal. Venía a veces a ver el fútbol. No se metía con nadie, no
era problemática, entraba y tomaba un café», comentaron.
Nadie esperaba un final tan trágico y sangriento a pesar de
conocer «la vida que llevaba». «No se merecía esta muerte tan
violenta como no se la merece nadie», comentaron.
Eran algunas opiniones de vecinos que ayer a mediodía comentaban
la noticia en uno de los bares que frecuentaba, el Jartan's, donde
el hombre fue visto por última vez el lunes entre las cuatro y las
cinco de la tarde. «Vino muy tranquilo. Se tomó una cerveza sin
alcohol, se sentó en una mesa y después se fue». Así se expresaba
un vecino que había tenido un trato casi a diario con la
víctima.
Sobre las circunstancias que rodean su misteriosa muerte, las
posibles causas o autores, tampoco nadie se pronunció. «No nos lo
explicamos», repetían los tertulianos. «Ha sido horrible, no
entendemos qué pudo pasar en la caseta del cementerio, algo gordo
tuvo que ser», matiza una vecina. Los vecinos también claman
justicia. «Esperamos que lo cojan y que sea pronto pues no es nada
agradable saber que un asesino anda suelto aunque quien sabe donde
puede estar. Según lo que hemos leído en la prensa parece que
alguien se llevó su coche».
Por su parte, el alcalde de Artà, Rafel Gili, comentó que Pedro
Bonnín «vivía como quería y esto hay que respetarlo. Era un buen
chico pero la suerte no le ha acompañado. Por circunstancias de la
vida se ha visto en una situación muy desagradable». El alcalde
añadió que Pedro «vivía en precarias condiciones». De hecho, la
caseta de campo donde fue hallado asesinado no tenía electricidad y
el agua era de un pozo próximo. En el interior la higiene era más
bien escasa.
El regidor de Serveis Socials del Ajuntament de Artà, Julen
Adrian, apuntó que la familia de Pedro Bonnín «estaba
desestructurada» y que desde hace años habían requerido la ayuda de
los servicios sociales municipales.
También apuntaron que la familia de Pedro Bonnín era una de las
que más patrimonio tenían en el municipio pero «lo habían
dilapidado todo». El teniente de alcalde, Josep Silva, comentó que
hace medio año Pedro Bonnín acudió a él para ver si tenía algún
trabajo.
En este sentido, «En Guixó» hizo trabajos esporádicos como
cocinero, panadero y también era requerido como matarife en tiempo
de matanses.
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