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JAVIER JIMÉNEZ/E.BALLESTERO
Las previsiones más pesimistas -o realistas- se cumplieron ayer por la mañana en Pollença. El cadáver de Antonia Pont Serra, la mujer de 88 años desaparecida desde el viernes, apareció despeñado en una pendiente de doce metros, en las inmediaciones del Puig de Maria.

Un sobrino de la fallecida, que no tenía hijos, fue quién localizó su bastón en una curva, por un desvío del Puig de Maria. Poco después apareció el cuerpo, en estado de descomposición. El helicóptero benemérito, patrullas del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña), Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil se movilizaron en el rescate, al igual que el 112. Los efectivos mostraron su extrañeza por el hecho de que la anciana, que se encontraba lúcida, se adentrara en aquel paraje tan peligroso, alejado del camino principal. En cualquier caso, hoy está previsto que se le practique la autopsia para aclarar las circunstancias de su muerte y si falleció al acto o quedó malherida sin posibilidad de moverse.

Entre los familiares de la anciana se vivieron escenas de profunda tristeza por el final que había tenido Antonia. «No le temía a nada, se subía a sillas y estaba en muy buena forma», contó uno de los parientes. Esta circunstancia podría explicar que se hubiera adentrado por la ladera de aquel barranco.