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Las doce familias desalojadas de dos edificios con grietas de la calle Antoni Pons, en Palma, estarán una larga temporada fuera de casa.

Los dos edificios, emplazados en los números 15 y 17 de Antoni Pons, tienen unos 50 años de antigüedad y fueron construidos sin cimientos en una cuenca de paso de riera. A lo largo de los años ha ido recibiendo filtraciones de agua, que han reblandecido el terreno y han provocado la aparición de grietas. En los últimos días, el tamaño de los desperfectos se acentuó de forma inquietante y el viernes por la tarde los vecinos, alarmados, llamaron a los bomberos. El empeoramiento coincidió con unas obras de Emaya y la rotura de unos conductos.

Los técnicos municipales examinaron ayer las dos fincas, de dos alturas, y comprobaron que la estructura se ha visto afectada. Por ese motivo, los bomberos procedieron a apuntalar las zonas más sensibles y luego quedaron precintados ambos portales. Manuel Nieto, jefe del Cos de Bombers, explicó que un retén formado por bomberos y policías locales iba a pasar la noche en esa calle «para tranquilidad del vecindario». De momento, no hay fecha para que los damnificados puedan regresar.

Algunos de los evacuados han sido recolocados en hoteles y otros con familiares. La mayoría de los afectados tienen el piso en propiedad y la otra parte en régimen de alquiler. Durante la mañana de ayer acudió a la calle Antoni Pons el concejal Àlvaro Gijón, la presidenta de Emaya, Catalina Terrasa, y Manuel Nieto, que lleva dos días volcado en el caso de las grietas en Antoni Pons. Otros vecinos de esa calle, entre las barriadas palmesanas de Son Espanyolet y Son Dameto de Baix, mostraron ayer su preocupación porque el episodio se repita en sus viviendas, aunque desde el ajuntament hicieron un llamamiento a la calma y aseguraron que el problema se ciñe a los dos edificios citados. La evolución del caso será seguido a diario por los técnicos municipales.