TW
0

AGENCIAS-PEKÍN
Una explosión en una mina de carbón estatal en el noreste de China provocó la muerte de al menos 134 mineros y dejó a 15 atrapados bajo tierra, sólo días después que líderes chinos solicitaron mayor vigilancia para prevenir accidentes. La explosión, que ocurrió en la tarde del pasado domingo, fue el último desastre que afectó a la provincia china de Heilongjiang, cuya capital Harbin, estuvo en peligro debido a un derrame tóxico en el río Songhua. Li Yizhong, director del organismo supervisor de seguridad laboral del país, instó a cerca de 270 rescatistas a no escatimar esfuerzos para salvar a los mineros atrapados en la mina de carbón de Dongfeng.

Algunos investigadores dijeron que una explosión de polvo de carbón había destruido los sistemas de ventilación de la mina, pero agregaron que el sistema principal reinició su operación el lunes. Un total de 221 mineros trabajaban en el subsuelo de la mina de carbón de Dongfeng cuando el domingo a las 21.40 hora local (13.40 GMT) se produjo una explosión en el pozo, propiedad de la filial en la ciudad de Qitaihe del grupo minero Heilongjiang Longmei. El Grupo Longmei es un conglomerado empresarial compuesto por las cuatro principales minas estatales de la provincia de Heilongjiang y tiene un capital registrado de 1.600 millones de dólares (1.370 millones de euros).

El gobernador provincial, Zhang Zuoji, fue al lugar del accidente para supervisar las labores de rescate, que coinciden con unos días marcados por la tragedia en esa provincia, uno de cuyos ríos, el Songhua, está afectado por un vertido de 100 toneladas de benceno y nitrobenceno. El sector del carbón chino registra cada año un 80 por ciento de las muertes del sector mundial, en concreto 6.027 en 2004, según cifras oficiales.

La principal causa de los accidentes es la falta de medidas de seguridad en muchas de ellas y la sobreexplotación de los pozos (muchos de los accidentes ocurren de madrugada), que contribuye a que aumenten los niveles de gas en el interior de esas instalaciones.

Sólo este año China ordenó el cierre de 13.000 explotaciones por considerar que no disponían de las necesarias medidas de seguridad, pero muchas siguieron funcionando en connivencia con los políticos locales, que tienen acciones o son dueños de las mismas.