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«No puedo soportar que me dejes, vuelve conmigo». La súplica de Pablo S.B. era escuchada con pavor por su ex novia. Estaba atada con cinta de embalar, semidesnuda, y delante tenía al joven despechado, apuñalándose lentamente para arrancarle una promesa de reconciliación.

El episodio traumático, del que facilitó ayer los detalles el portavoz de la Jefatura de Policía, ocurrió el pasado sábado, a las seis de la tarde. A esa hora un muchacho se presentó en el piso palmesano de su ex novia. Vivía angustiado desde que habían roto y la convenció para que le dejara entrar, asegurándole que sólo quería hablar. En realidad, ésa no era su intención. De súbito endureció el semblante, la amenazó y la obligó a quitarse la camisa. Luego la maniató y la inmovilizó. Quería que viera lo que iba a hacer y se aseguró de que su ex compañera no se perdía detalle. Blandió un gran cuchillo y, entre súplicas, se cortó en el cuello, las muñecas, los antebrazos. Mientras llevaba a cabo el macabro ritual no paraba de gritar: «Vuelve conmigo». La víctima, aterrorizada, mintió: «No te preocupes, volveremos», y le pidió que dejara de autolesionarse. Pablo dudó y ella aprovechó el descuido para liberarse y refugiarse en el cuarto de baño. Desde allí llamó al 091, que acudió en su auxilio. Cuando los policías llegaron estaba en estado de 'schock', terriblemente impactada. El acusado ya había huido, pero su detención era cuestión de tiempo. Una patrulla acudió a su casa y lo encontró herido. Fue atendido en el hospital de Son Llàtzer, donde le aplicaron puntos de sutura, y luego quedó detenido. Sólo había conseguido alejarse aún más de su ex novia.