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D.M.
Una niña de apenas un año de edad, L.K.T., estuvo a punto de morir atragantada el martes por la noche. El cacahuete que comía en el domicilio familiar de Binixica (Maó) se le quedó atrapado entre la tráquea y el esófago, ante la impotencia de sus allegados.

Trasladada de urgencia a la Residència Verge del Toro, los médicos le extrajeron el fruto seco que le impedía respirar y la estabilizaron. No obstante, la extrema gravedad de la pequeña aconsejó su traslado de madrugada hasta el hospital de Son Dureta, donde permanece ingresada con pronóstico muy grave. La evolución de la menor durante las próximas horas será esencial, pues los facultativos temen todavía por su vida. Además, sospechan que, al haber estado tanto tiempo sin respirar, podría sufrir daños cerebrales, que no podrán confirmarse hasta que salga del coma.

El director médico del Verge del Toro, José Luis Gallego, resaltó ayer que este suceso resulta «infrecuente» entre niños, pero la mayoría de las veces que se produce es como consecuencia de haber ingerido caramelos o frutos secos. Este tipo de episodios son más comunes entre los adultos, sobre todo cuando consumen trozos de carne de gran volumen sin haberlos masticado lo suficiente.