Según el jefe policial, la explosión se produjo en las cercanías del puerto de Atlas Cove, al sudoeste de Lagos, donde están situadas muchas terminales de embarque de crudo, cuando el grupo cargaba bidones con el combustible robado en botes de madera, cuyos motores habían sido dejados en marcha para facilitar la huida.
La explosión de uno de los bidones, probablemente causada por el calor de un motor, se extendió al oleoducto y de éste a una localidad aledaña a la terminal portuaria, donde familias enteras murieron de forma instantánea. Los oleoductos nigerianos son frecuentemente perforados por delincuentes que roban los combustibles y los venden en el mercado negro, aunque también son saboteados por grupos tribales que mantienen disputas con las multinacionales petroleras que operan en la región africana.
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