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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Varios acusados de narcotráfico protagonizaron ayer una pelea en la Audiencia Provincial, minutos antes de la celebración de un juicio. En el banquillo debían sentarse nueve miembros de un clan que operaba en El Prat de Llobregat (Barcelona) y la barriada de Son Gotleu, y a los que se detuvo después de que introdujeran dos kilos de cocaína en la Isla.

El juicio no llegó a celebrarse, puesto que todos los abogados habían llegado previamente a un acuerdo para rebajar las penas. Los contactos se iniciaron hace un par de días y han supuesto una sustancial rebaja en las condenas, que pasan de una petición inicial que sumaba 83 años de cárcel y 650.000 euros de multa a un total de 20 años y 162.000 euros de multa.

Minutos antes de las 10.00 horas, varios de los acusados, de etnia gitana, comenzaron a insultar a José Perelló, ex policía y único payo acusado por estos hechos. Los insultos fueron subiendo de tono hasta que varios individuos se abalanzaron sobre él, propinándole puñetazos y patadas. Los dos policías asignados a la Audiencia Provincial se vieron obligados a pedir refuerzos, y al cabo de varios minutos llegaron varios agentes antidisturbios.

El agredido se resguardó en un pasillo, mientras los agentes controlaban al resto de acusados y ordenaban a sus numerosos familiares que salieran del edificio.

Justo antes de comenzar la vista, la policía hizo entrar a todos los acusados y dejó para el final al agredido, que fue escoltado hasta la puerta de la sala.

El acuerdo supone que los principales acusados por narcotráfico ven notablemente reducida su condena, después de que el fiscal haya apreciado en todos ellos la atenuante de «grave adicción a las drogas».

Los hechos se remontan al 11 de mayo de 2003, cuando Antonio Hidalgo viajó de Barcelona a Palma en el buque Millenium con dos kilos de cocaína, valorados en 187.000 euros. Hidalgo debía entregar la droga al resto de acusados. Así, se subió a un taxi nada más llegar a Palma y marchó hasta la calle Regalo, donde fue detenido por la policía.

Uno de los primos de Hidalgo, Juan José Porras, se enteró de la detención y fue rápidamente hasta la casa de su familiar, sabiendo que allí había droga y que probablemente la policía haría un registro. Porras acudió al piso, localizó unos nueve gramos de cocaína y los tiró por el retrete. Acto seguido se fue, con el tiempo justo de evitar a la policía, que en esos momentos acudía a la casa.

El juicio se celebró para todos los acusados menos uno, Antonio H.J. Este hombre no se desplazó desde Barcelona al encontrarse enfermo, aunque en próximas fechas será juzgado por estos hechos.