Rápidamente se puso en marcha un dispositivo de emergencia y la ambulancia, con las señales luminosas activadas, se colocó detrás del turismo, para señalizar su posición a otros conductores. En los minutos siguientes fueron llegando dotaciones de la Guardia Civil, cuatro en total, que se pusieron a la altura del coche y le indicaron, con luces y sirenas, que se detuviera en el arcén. El piloto, a modo de respuesta, les dedicó un tanto y en varias ocasiones intentó embestir a los coches patrulla. Durante el trayecto entre la salida de Santa María hasta el desvío de Consell la comitiva prosiguió a una velocidad peligrosamente lenta para una autopista, pero los agentes no se decidieron a sacar al fugitivo de la calzada por temor a que resultara lesionado.
A la altura del desvío de Sineu la situación se hizo ya insostenible y la Benemérita se vio forzada a actuar. Uno de los coches le cerró el paso bruscamente y otro se le colocó detrás, de manera que el piloto no pudo seguir. La sorpresa llegó cuando sacaron al sospechoso del coche y confirmaron que se trataba de un paralítico, que llevaba su silla de ruedas en el maletero. En ese momento el hombre tuvo un ataque y se lanzó al suelo, simulando estar inconsciente.
Los sanitarios del 061 lo subieron a una camilla y cuando un guardia civil se acercó a él para comprobar su estado el desconocido le propinó un puñetazo, por lo que fue necesario reducirlo y colocarle unas bridas. El hombre, de una cincuentena de años, se quejaba de un fuerte dolor en el pecho y la ambulancia lo evacuó a Son Dureta, en calidad de detenido. En la Guardia Civil del cuartel de Pollença habían cursado una denuncia por su desaparición recientemente y todo parece indicar que el estado mental del individuo no era óptimo. De hecho, hace un tiempo ya amenazó con quemarse en el interior de su coche.
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