La mujer, que vive en una finca vecina, se asomó a la ventana y vio al pequeño tendido entre el bordillo de la acera y un coche. Al ver que el niño no se movía, bajó las escaleras corriendo y se lo encontró inconsciente. Inmediatamente llamó al 061 y, desde allí, le pusieron en contacto con una doctora que le iba dictando las instrucciones para intentar reanimar al pequeño.
«Primero acerqué la mejilla a su boca, pero comprobé que no respiraba. Luego le tomé el pulso, y lo tenía muy flojo», comentaba la vecina. El siguiente paso fue practicarle el boca a boca. «Le di aire dos veces y entonces se despertó y de repente empezó a llorar», explicaba la mujer sin poder contener la emoción. Mientras tanto, una nube de vecinos y curiosos se aproximaban al niño. La vecina siguió al pie de la letra las recomendaciones de la doctora, que le recomendaba que no lo moviera en absoluto y que permaneciera a su lado, calmándolo.
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