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ANA HARO
El Centre Meteorològic de les Illes Balears no quiere que una nueva rissaga le coja desprevenido otra vez. Y así lo demostró durante la jornada de ayer cuando informó en todo momento, a través del Centro de Emergencias del Govern balear, de la situación del puerto de Ciutadella.

El primer aviso se recibió a las 12,55 del mediodía y en él se advertía del riesgo de una «rissaga importante» que podía alcanzar oscilaciones de hasta tres metros. Hacia las tres de la tarde se desactivó esta alarma para volver a repetirse las mismas escenas una hora más tarde con unas oscilaciones previstas de un metro y medio. Sobre las cinco de la tarde la misma fuente informaba de que el último aviso se había tratado de una «falsa alarma».

Las primeras embarcaciones en huir ante el posible riesgo de rissaga fueron las golondrinas y a continuación el resto de pesqueros. Hacia las 14,15 horas sólo quedaban dos barcos de pesca en todo el puerto y los buzos habían retirado ya las barreras que tienen instaladas en el agua. Los curiosos y los turistas se agolpaban en el mirador de la Plaça de Es Born, cámaras fotográficas en mano, y los cuerpos de seguridad se encargaban de acordonar el puente de hierro y la zona de los restaurantes, donde los clientes continuaron sus almuerzos plácidamente. Algunos hosteleros, sin embargo, desalojaron sus terrazas y recogieron mesas y sillas para evitar así los posibles daños de una nueva ola.

Se respiraba cierta tensión en las inmediaciones del puerto y todos los allí presentes parecían estar esperando lo inevitable. No ocurrió absolutamente nada. Las oscilaciones máximas que se registraron fueron de apróximadamente ochenta centímetros y los pescadores regresaban al puerto con cierta resignación: «Esto es un asco, llevamos cinco días así», protestaba uno de los trabajadores. Aún así, el Centre Meteorològic mantiene su alerta de rissaga durante todo el día de hoy, con posibilidad de dos metros de oscilaciones. Todas las condiciones climáticas son favorables para estas alteraciones.