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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
El tribunal del jurado celebró ayer la primera jornada del juicio contra Clemente R.C., el hombre acusado de asfixiar a su esposa Cecilia Guerrero con una almohada en su casa de Son Servera. Antes de su declaración, su abogado advirtió que el acusado sólo contestaría a sus preguntas y no a las de la fiscal ni las de la acusación particular, «para declarar de manera objetiva y tranquila, ya que está bajo medicación por una fuerte depresión».

Entre el público, uno de los familiares no pudo reprimir las lágrimas al escuchar el escrito de acusación del fiscal, que pide 19 años de cárcel por un delito de asesinato.

El acusado se remontó a los inicios de su relación para explicar lo sucedido. Así, contó que se casó con la mujer en 1995 después de una larga relación de noviazgo, que ambos estaban «muy unidos» y que eran muy felices «incluso durante los últimos días». Sin embargo, hubo algunos problemas cuando su mujer se quedó embarazada hace algunos años y tuvo que abortar. Ese desgraciado hecho se repitió en el verano de 2003, cuando la mujer le dijo que «tenía dudas y no sabía si quería seguir con él». Ante esta crisis, su marido le propuso hacer un viaje a Canarias para calmar la situación.

Según Clemente, las cosas siguieron más o menos igual hasta el día de los hechos, el 11 de noviembre de 2003. Por la mañana, su hermano tuvo un ataque de epilepsia, por lo que regresó a su casa muy afectado. Al llegar, su mujer le pidió el divorcio. Entre otras cosas, le dijo que se había enterado de que, a los 17 años, su marido había tenido un hijo no reconocido con otra mujer.