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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Los médicos que comparecieron ayer ante el jurado ofrecieron versiones opuestas acerca del estado mental de Clemente R.C., el hombre que asfixió a su esposa con una almohada en Son Servera, el 11 de noviembre de 2003.

En primer lugar declararon los médicos forenses de Manacor, quienes reconocieron al hombre poco tiempo después de los hechos. Ambos declararon que el acusado es una persona perfectamente normal y que no padece ningún trastorno mental, tal y como aseguraba el acusado en su declaración ante el jurado en la primera jornada de juicio, asegurando que todo sucedió «en un arrebato» que le produjo incluso una pérdida de memoria transitoria.

Además, afirmaron que es «imposible que una persona que no es un enfermo mental, en un momento determinado, tenga un trastorno mental transitorio a no ser que consuma algún tipo de sustancias estupefacientes».

Totalmente contraria fue la versión ofrecida por los médicos aportados por la defensa, quienes coincidieron en señalar que, cuando cometió el crimen, el acusado se hallaba en un estado de turbación emocional «por todas las graves circunstancias que había vivido ese día».

También señalaron que tiene una personalidad ansiosa, con rasgos histriónicos, es inseguro, nervioso, sugestionable y emocionalmente muy dependiente. De hecho, sugirieron que cuando Clemente R.C. asfixió a su esposa -según él tras una discusión porque ella le había propuesto divorciarse- sufrió un trastorno disociativo que le impedía controlar sus actos.