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MICHELS
Los ciudadanos que diariamente acuden al cuartel de la Guardia Civil de Palmanova a presentar denuncias se están quejando últimamente de lo que califican como «lamentables» condiciones de las instalaciones de la Benemérita.

Hace pocos días, este periódico publicó las fotos de dos 'hooligans' detenidos por una supuesta agresión sexual, y que habían sido esposados a los bancos del cuartel, en el que no hay calabozos.

Por esas mismas fechas, una ciudadana de EEUU que había acudido a denunciar, optó por desistir al ver la misma escena: un grupo de arrestados esposados por una parte del banco, mientras por la otra debían sentarse los ciudadanos que entraban a presentar denuncias.

Además de eso, una vez dentro de la sala de denuncias los propios agentes se han visto obligados a colocar varias maderas para crear una «separación» para crear una mínima «intimidad». Por si fuera poco, los agentes ya llegan a las instalaciones de uniforme, porque el edificio carece de una sala donde cambiarse, y el único lugar disponible es un pequeño servicio en lamentables condiciones.

Esta situación ha creado malestar entre los agentes, algunos de los cuales han optado por cambiar su destino, mientras que otros han llegado a solicitar la baja, entre ellos un mando.

«No es normal lo que pasa, porque incluso desde la calle se ve a los detenidos esposados», denuncia otra mujer.

La situación se «calienta» especialmente durante los meses de verano, cuando la afluencia de turistas provoca muchas más detenciones por casos de vandalismo en la calle, lesiones, agresiones sexuales, daños materiales o pequeños hurtos. Además, los agentes ven retrasadas todas las gestiones y la redacción de los atestados, puesto que el puesto carece de intérprete.