Los investigadores están llevando a cabo ímprobas gestiones para esclarecer el caso.

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JAVIER JIMÉNEZ
Una prostituta brasileña lleva tres meses desaparecida en Inca tras acudir a una fiesta que nunca llevó a celebrarse y la Policía Judicial de la Guardia Civil está volcada en el esclarecimiento del caso. Los investigadores no descartan ninguna hipótesis, incluso la posibilidad de que haya sido asesinada.

El cuartel de Inca recibió una denuncia por la desaparición y en los primeros días se pensó que la sudamericana había abandonado voluntariamente la isla. Sin embargo, luego comenzaron a surgir datos sospechosos y perdió fuera esa posibilidad. La mujer residía legalmente en España y no tenía motivos para huir. Con su pareja tampoco tenía problemas, de ahí que su desaparición sea todavía más misteriosa. El caso ha pasado a manos de la Policía Judicial y ayer mismo dos prostitutas del local de Inca, que trabajaban con la brasileña, fueron interrogadas por los agentes, que cada día realizan gestiones. Lo más extraño de todo es que la desaparecida comentara que iba a acudir a una fiesta de un cumpleaños y que se haya confirmado que esa reunión nunca se celebró. Podría ser que le hubiera surgido una cita secreta y no la hubiera querido desvelar por determinados motivos. En cualquier caso, la persona con la que supuestamente quedó tendría mucho que decir sobre la desaparición posterior.

La joven, de unos 30 años de edad, vivía en Inca y estaba casada con un español. Ejercía la prostitución en un conocido local de alterne de Inca y en otro de Llubí y su esposo, según parece, estaba al corriente de sus actividades. Hace tres meses explicó que había sido invitada a un fiesta y se marchó de casa. Desde entonces nadie ha vuelto a tener noticias de ella.

Sin embargo, no hay pruebas tangibles para demostrar que le ocurrió algo trágico y, de hecho, no se descarta que la brasileña pueda aparecer en cualquier momento. «Lo extraño es que ha desaparecido sin dejar huella y la experiencia nos dice en estos casos que ése no es un buen indicio. Si alguien toma un avión o un barco, o saca dinero de un banco con tarjetas de crédito, deja indicios de su paso. En cambio, si no se vuelve a saber nada más de él o de ella hay que contemplar la posibilidad más dramática», contó ayer a este periódico una fuente judicial relacionada con el caso.