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JAVIER JIMÉNEZ
Desde el primer día el principal sospechoso del crimen fue Rudolf Messerer, tal y como adelantó este periódico. La versión del supuesto ladrón, que resultó falsa, y sus continuas contradicciones le colocaron enseguida en el punto de mira de los investigadores y ayer fue detenido.

Rudolf Messerer fue quien descubrió el cuerpo y dio aviso por teléfono. Luego, según la Policía, simuló un ataque de nervios y fue trasladado al hospital de Manacor, donde los médicos confirmaron que estaba perfectamente. Los agentes de la comisaría de Manacor y el Grupo de Homicidios, apoyados por la Policía Científica, llevaron a cabo ímprobas gestiones y desmontaron, una de una, las versiones de Rudolf.

El alemán, de 71 años, contó que había visto saltar por un seto al ladrón que supuestamente había matado a su novia. Sin embargo, ese seto no estaba aplastado, una circunstancia muy significativa. En la casa vecina hay unos perros guardianes que siempre ladran y que, curiosamente, cuando el ladrón saltó ni se inmutaron. A pesar de sus muchas contradicciones, Rudolf siguió impasible en su relato. El mismo día del crimen se le practicó la prueba de la parafina, para determinar si había restos de pólvora en sus manos o brazos. El resultado todavía no se conoce, pero podría ser la condena definitiva para el residente alemán. El arma homicida no ha aparecido, pero sí se encontró en el chalet de Cala Murada una funda de carabina, propiedad de Rudolf. Demasiados indicios en contra del compañero de Katharina, que además era conocido por sus vecinos por su mal genio y carácter irascible. Todo lo contrario que la asesinada, que era afable y muy educada. La pareja residió durante un tiempo en Cala Major, donde Rudolf efectuó algunos negocios, y sus amigos de aquella época recuerdan que el varón estaba muy obsesionado con los celos.

El acusado se encontraba anoche en la Jefatura de la calle Ruiz de Alda, a la espera de prestar declaración ante el Grupo de Homicidios. En los próximos días será puesto a disposición judicial y ya será el juez quien determine si hay indicios suficientes para enviarlo a prisión.