En las proximidades del lugar de la quema se encontraban dos hombres. El que se llevó la peor parte fue un operario, que salió despedido unos 20 metros por la gran onda expansiva, sufriendo multitud de contusiones y golpes por todo el cuerpo. La explosión también afectó a un vigilante de seguridad, que sufrió una sordera temporal.
La potente onda expansiva destrozó además las casetas de obra situadas justo a la entrada del túnel, que quedaron convertidas en un amasijo de planchas desperdigadas por el suelo. Otra de las consecuencias de la deflagración fue la de mandar una lluvia de piedras hacia el exterior del túnel. Varias rocas impactaron contra un taxi que circulaba por las proximidades, y un vehículo del Seprona se pudo librar por muy poco de ser golpeado.
Los heridos fueron atendidos por efectivos del 061 desplazados al lugar y alertados por el servicio de emergencias del 112. El operario fue trasladado en estado grave a la Clínica Planas de Palma por una UVI móvil. Por su parte, el vigilante de seguridad fue atendido por el médico de Sóller y trasladado posteriormente a la clínica Rotger en estado menos grave, con un diagnóstico por traumatismo auditivo.
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