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En mi adolescencia tuve la fortuna de compartir largas horas de charlas con payeses... bueno, la verdad es que me limitaba más a escuchar por la sabiduría de la persona que tenía delante. Contaban historias, dichos populares y, en ciertas ocasiones, me hablaban del carácter del mallorquín.

En los últimos días he leído y escuchado muchas tonterías sobre este tema. Podemos ser muchas cosas pero, desde luego, no tontos. «Cuando viene uno de fuera con aires de grandeza -me decía un payés- déjale que hable, tú dile que sí a todo y después, cuando acabe su discurso, a lo tuyo». Y les confieso que esa es una filosofía de la vida que desde siempre he intentado aplicar. Les digo esto en relación al escándalo que supone la vigilancia que asigna el Gobierno central al chalet de Pedro José en la Costa dels Pins, y cómo después nos quieren vender la moto y se creen que nos lo creemos todo. Y ahora, dejándonos de mallorquines y no mallorquines, hago extensivo el razonamiento para todas las personas que residen en la Isla. Si el Gobierno central no lo impide, y no parece que vaya a hacerlo sea cual sea el color del partido, cada mes de agosto el del corpiño y su compañera, la posible futura marquesa, gozarán de unos privilegios en materia de seguridad en detrimento de miles y miles de ciudadanos/as, sobre todo de la zona de Artà, Sant Llorenç des Cardassar, Capdepera y Son Servera. Y esto será así porque Pedro José quiere que lo sea y los que se muevan no saldrán en la foto. Por cierto, estos días he notado a faltar declaraciones del conseller Rodríguez quejándose de la falta de seguridad en Balears y de los privilegios de Pedro José. También, como no, el panfleto que dirige el indomable ya no hace titulares alarmistas sobre la delincuencia en estas islas. Pero todo eso forma ya parte del guión. Lo que yo quiero también decirles hoy es que en los últimos días me han llamado muchas personas para hablar de este asunto.

Algunas, ciudadanos/as, opinan grosso modo lo que les acabo de transmitir. Otras llamadas son, digamos que anónimas, de personas que trabajan en la seguridad. Ellos/as me conocen y saben que nunca les voy a delatar. Les agradezco su confianza y el que me digan una y otra vez que ya están «hartos» y que sienten vergüenza de tener que hacer lo que hacen. Seguro que ustedes, que son inteligentes, saben que me refiero al colectivo que hace de guardián del del corpiño. Otros/as, que trabajan también en distintas policías locales, hablan también del tema y, por ejemplo, un mando me decía el pasado martes que «ya sabemos que cuando Pedro José está por la Costa dels Pins la Guardia Civil no aparece por la zona, pero no esperes que se queje directamente ninguno de los alcaldes». Por eso, sólo por eso, y no he hablado para nada del esperpento de la piscina, ya vale la pena estar el sábado en la Costa del Pins. Yo voy a ir y no me importa encontrarme, entre otras personas dignas, a fascistas de la vieja guardia, a ex ladrones de supermercados y algún que otro político que se las da de honesto. Me da igual. Yo no voy a ir a presumir de ganar ninguna batalla. Simplemente voy a estar para poder ver de cerca a muchos de los acongojados, estómagos agradecidos y correveidiles del del corpiño y la futura marquesa.