De acuerdo con los datos facilitados por la Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de la Comandancia de Palma, el buque atracó a primera hora de la mañana y los pasajeros descendieron por la pasarela, en dirección a la estación marítima. Al pasar por el control de la Benemérita, uno de ellos se mostró inquieto y su actitud despertó las sospechas de los funcionarios. Escuchaba música con un aparato mp3 y simulaba leer el periódico, pero no podía ocultar su nerviosismo. Los agentes abrieron su equipaje de mano y descubrieron una caja de galletas que pesaba más de la cuenta. Dentro había un paquete rectangular envuelto en cinta adhesiva de color marrón y al abrirlo se descubrió que había un kilo y medio de cocaína. El joven fue identificado como Víctor Alfonso M.P., de 20 años, y quedó detenido por un delito contra la salud pública. Los investigadores creen que el 'correo' fue contratado por una organización mafiosa para que se la jugara, a cambio de 3.000 euros. Si conseguía entrar con la droga recibiría más encargados y si fallaba, como finalmente ocurrió, debía guardar silencio sobre sus jefes y aceptar una condena de prisión. Un detalle curioso es que la caja de galletas había sido embadurnada con café y un conocido spray nasal vendido en farmacias. La mezcla hacía muy difícil que los perros adiestrados detectaran el olor a cocaína. El dato deja bien a las claras que Víctor Alfonso fue instruido antes de embarcarse en Barcelona. Su aspecto de turista aburrido, escuchando música y leyendo, no le sirvió de mucho. Ni tampoco el ungüento con el que untó la caja.
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