La Guardia Civil y la Policía Local cortaron la calle durante las tareas de extinción. Fotos: MARTA MEDRANO

TW
0

Faltaban dos minutos para las diez de la mañana cuando el parque de bomberos de Inca recibió un aviso urgente: incendio en un segundo piso de la calle dels Jocs, muy cerca de la Plaça Mallorca.

La Policía Local y la Guardia Civil también se movilizaron ya que las primeras informaciones hablaban de que una mujer se podía encontrar en apuros. El incendio se había iniciado en una lavandería del inmueble y la moradora, nada más advertir el humo, pidió ayuda y salió a la calle. La medida fue muy acertada porque en aquel cuarto, según contaron los bomberos, había una bombona de butano que podría haber provocado una potente deflagración. La calle quedó cortada al tráfico rodado, mientras los equipos de emergencia evacuaban la finca de dos alturas y comenzaban las tareas de extinción. La coladuría donde empezaron las llamas quedó completamente destruida y el fuego arrasó una lavadora, una secadora y un frigorífico, causando una densa humareda negra que se coló en el resto de dependencias del piso, ennegreciendo paredes y techos. Las altísimas temperaturas también ocasionaron cuantiosos daños materiales.

La dueña de la vivienda siguió las tareas de los bomberos a pie de calle, con el rostro resignado, dada las circunstancias. Otros vecinos, algunos en pijama, también salieron a la calle preocupados por el incendio y sus consecuencias. Un portavoz del parque de bomberos de Inca explicó que el fuego pudo ser controlado «en veinte minutos, aunque el daño ya estaba hecho, al menos en una parte de la casa». Sobre las causas del siniestro, añadió que se contemplan varias posibilidades. Una de ellas es la de un cortocircuito, ya que había varios aparatos eléctricos conectados en ese momento y pudo producirse una sobrecarga. Otra es que una chispa del termo alcanzó ropa amontonada. Una tercera hipótesis, que fue perdiendo fuerza, es que se produjo una fuga de gas tras encenderse el butano, pero los bomberos que actuaron en las labores de extinción no apreciaron un olor intenso a gas, como suele ocurrir en estos casos. Poco después de las diez de la mañana la normalidad regresó a la calle dels Jocs y las familias afectadas pudieron volver a sus casas.