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JAVIER JIMÉNEZ
«¡Asesino, asesino!». Un centenar de vecinos de la calle Fra Antoni Llinàs clamó venganza cuando Rachid volvió ayer tarde a la casa, custodiado por la policía. Algunos de ellos intentaron agredirle y otros le lanzaron una botella. La policía tuvo que intervenir para prortegerle y una mujer sufrió un ataque de nervios cuando lo increpaba. Otra señora indignada colgó una pancarta en la calle contra el criminal.

«El martes a las ocho de la tarde, cuando salía del trabajo, ví a Rachid llevando de la mano a su hijo, en la calle Fra Antoni Llinàs. Me fijé en ellos porque el menor estaba llorando, pero no caí en que era el niño secuestrado». Jorge Gago es uno de los muchos vecinos de Camp Redó que ayer no salían de su asombro. Nadie sospechaba que el fugitivo más buscado de los últimos años era aquel hombre solitario y tímido que apenas salía de su piso alquilado.

Pedro José Garau, un instalador del gas, presenció ayer a las 11.15 horas la detención de Rachid: «Empecé a ver policías por todos lados, de paisano y de uniforme. Entraron en el edificio número 16 y sacaron al marroquí esposado. Unos minutos después salió su hijo». El joven quedó impresionado del descomunal espectacular montado por la Policía Local y el Cuerpo Nacional de Policía: «No paraban de llegar motos y coches patrullas. Parecía de película».