En esta pequeña habitación del piso de Fra Antoni Llinàs se escondieron durante tres días Rachid y su hijo. Foto: JAUME RIGO

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JAVIER JIMÉNEZ-JAUME RIGO
Rachid Bennis estaba preparando su fuga a Marruecos cuando fue detenido por la Policía en un piso de la calle Fray Antoni Llinás. Además, al menos un amigo podría haberle ayudado a huir y buscar refugio durante las 68 horas que duró su fuga. El magrebí, de 41 años, pasó ayer su primera noche en los calabozos de la Jefatura de Policía, en la calle Ruiz de Alda.

Por la tarde fue interrogado por los agentes del Grupo de Homicidios, y no confesó que había asestado las puñaladas que horas después acabaron con la vida de su mujer, Noura Houchid. De hecho, el acusado se acogió a su derecho constitucional y se negó a declarar, aunque es posible que hoy sí lo haga ante el juez. En la barriada de Camp Rodó, donde el miércoles fue 'cazado' en una espectacular operación conjunta entre la Policía Local y el Cuerpo Nacional de Policía, ayer la normalidad era absoluta, lejos de la vorágine mediática del día anterior.

La calle Fray Antoni Llinás no era el hervidero de vecinos indignados que clamaban justicia y venganza. En este sentido, un portavoz policial contó ayer que no hubo un intento «serio» de linchamiento de los vecinos hacia el detenido, sino que algunas mujeres intentaron agredirlo: «Fueron comportamientos concretos de varias personas, pero no una multitud que quisiera lincharlo. De hecho, el cordón policial que se había montado fue suficiente y no fue necesario reforzarlo».