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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
El jurado popular consideró ayer culpable de asesinato por unanimidad a Gregorio González, el hombre acusado de estrangular a su mujer con un cinturón en la barriada palmesana de El Vivero, en agosto de 2005. En una semana especialmente marcada por la violencia doméstica, con la detención de Rachid Bennis por la muerte de su mujer, el jurado se ha mostrado implacable, considerando por unanimidad casi todos los puntos condenatorios.

Otro elemento clave para calificar la muerte de asesinato fue el hecho de que, según el jurado, la víctima no pudo defenderse porque no había signos de lucha. El jurado considera por tanto que los arañazos que presentaba la víctima son «un acto reflejo», y no «un acto defensivo».

El veredicto se produjo apenas 24 horas después de que el jurado se reuniese para deliberar. Los nueve miembros consideraron probado por unanimidad que el acusado actuó con la intención de matar a su mujer.

El jurado se basó en la declaración de un policía local de Palma, a quien Gregorio González confesó que «estuvo apretando mucho tiempo y fuerte».

También se basan en la declaración de la hija, que aseguró haber escuchado gritos de auxilio procedentes de la habitación.

El pasado lunes, Gregorio González explicó que actuó por celos, al creer que su mujer chateaba por Internet con otro hombre.

Según el jurado, el hecho de que la mujer estuviese en ropa interior sustenta aún más su incapacidad para defenderse.

En cuanto a la salud mental de Gregorio González, los miembros del tribunal reconocen que «puede actuar de una forma impulsiva», aunque aseguran que «no tiene ningún trastorno celotípico», basándose para ello en la declaración de un doctor. Según afirman, «el acusado es celoso», aunque en el momento de cometer el crimen «eso no le afectó de manera importante, porque supo lo que hacía y quiso hacerlo». En todo caso, consideran que su reacción fue «totalmente desproporcionada».