Los equipos de emergencia sofocaron las llamas, que causaron cuantiosos daños. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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JAVIER JIMÉNEZ
El fuego se declaró poco antes de las cuatro de la tarde, en el número 33 de la calle Vicari Joaquín Fuster. Se trata de una casa con planta baja, primer piso, segundo y altillo, que en ese momento estaba vacía.

Un vecino detectó el humo y fue el primer en intentar apagar las llamas, que se extendieron por todo el piso superior. La sala y las dos habitaciones quedaron arrasadas por el fuego y las altísimas temperaturas afectaron a las vigas de madera de la finca. El centro de emergencias del 112 puso en marcha el dispositivo de auxilio, en el que participaron bomberos de Palma, Policía Local, Cuerpo Nacional de Policía y ambulancias. La calle, en primera línea del mar, quedó cerrada al tráfico mientras los equipos trabajaban en la extinción de las llamas. El matrimonio y la hija que viven en la finca presenciaron las tareas a pie de calle, muy afectados, y fueron consolados por los vecinos.

El agua se coló al piso inferior, que también sufrió cuantiosos desperfectos materiales, mientras que el altillo quedó muy afectado porque la escalera del piso superior sirvió de salida para el fuego. Cuando por fin las llamas quedaron sofocadas se comprobó que lo daños eran muy elevados. De hecho, la vivienda estaba inhabitable, al menos de momento. Por la tarde estaba previsto que volvieran los bomberos para examinar con mayor detenimiento la estructura del edificio, y también debía acudir la Policía Científica de la Jefatura de Palma para realizar la correspondiente investigación policial. Sobre el origen del incendio, la hipótesis principal es que se trató de un cortocircuito, aunque también se barajan otras posibilidades. Un ordenador estaba encendido en el momento en el que se iniciaron las llamas, pero el aparato estaba lejos del foco inicial, por lo que parece improbable que ésa fuera la causa.