Un vecino de Can Pastilla se puso en contacto con la Jefatura de Policía y contó que en la madrugada del crimen se cruzó con tres jóvenes que corrían muy alterados. Uno de ellos tenía la cara descompuesta y el otro portaba una barra ensangrentada. El grupo entró en el número 11 de la calle Horacio, y en esa dirección les perdió la pista el testigo. Al día siguiente, cuando leyó los periódicos, se enteró del asesinato y puso su información en manos de la Policía.
Uno de los implicados parece ser que ya ha confesado ser el autor material de la cuchillada, y los otros dos serían cómplices, ya que participaron en la agresión al muchacho de Son Ferriol. La colaboración ciudadana fue clave en la resolución del caso, que de cualquier manera estaba muy bien encauzado.
El «chivatazo» fue positivo y ayer de madrugada, a eso de las cinco, los agentes del Grupo de Homicidios se las apañaron para entrar en el inmueble y apresar a los tres inquilinos. Se incautaron de un bate de béisbol, una herramienta y luego uno de ellos confesó dónde habían arrojado el arma homicida, que fue recuperada en una alcantarilla.
Los tres implicados fueron trasladados hasta la Jefatura de Policía, donde fueron interrogados durante horas. En breve serán puestos a disposición judicial. Por otra parte, ayer la forense Emilia Salas practicó la autopsia al joven Jorge Dinis, en el instituto anatómico de Palma. La conclusión del examen es que el mecánico portugués falleció desangrado, por una punzada que le alcanzó de lleno en el corazón. No tenía más lesiones, a excepción de una herida incisa en una de las cejas.
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