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JAVIER JIMÉNEZ/ASUMPTA BASSA
«Estamos muy impactados, cuando esta mañana lo hemos leído en el periódico no dábamos crédito». Los vecinos de la calle Son Roc de Manacor, donde vivía el matrimonio fallecido, permanecían ayer conmocionados por la doble muerte.

De hecho, en todo Manacor el caso de Antoni y Joana fue ayer la noticia más comentada, en las calles y en los bares o negocios. «Sabíamos que él estaba muy deprimido y ella creo que tenía alzhéimer, pero nunca pensamos que pasaría algo similar. Por el pueblo circulan versiones contradictorias: unos dicen que fue un accidente porque explotó un bidón de gasolina, otro que se suicidaron los dos y otros que él la mató y luego se suicidó. No sabemos qué pensar», opinó María, una vecina. La carta de despedida que dejó Antoni Llodrà estaba en el piso de su propiedad e iba dirigida a su hijo. En ella le anunciaba su intención de quitarse la vida y le explicaba algunos detalles relacionados con cartillas de ahorros. La misiva iba firmada sólo por él, y de ahí las dudas de los investigadores a la hora de saber si Joana estaba de acuerdo o no con los planes de su marido.

El hombre carbonizado acostumbraba a llevar bidones cargados de gasolina en su coche, para poner en marcha la motosierra con la que cortaba la leña. «Trabajó en una carpintería, pero luego se jubiló y el negocio cerró», contó otro de los residentes, que añadió que la pareja «no hacía mucha vida social, porque no estaban demasiado bien de salud». Ayer por la mañana la familia de Antoni y Joana colocó una esquela en la puerta de su domicilio, en la calle Son Roc. «En la casa de fora vila creo que no dormían, sólo estaban algunas mañanas. Es muy raro todo lo que ha ocurrido y la verdad es que nos hemos quedado muy angustiados, nadie se esperaba algo así», añadió otro de los consultados, que vive en el Camí de sa Murtera, donde aparecieron los dos cadáveres carbonizados.