La policía investiga junto al coche quemado y los dos cadáveres, dos horas después del suceso. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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JAVIER JIMÉNEZ/ASUMPTA BASSA
El hombre carbonizado junto a su mujer en una finca de Manacor había dejado una carta anunciando su suicidio y ahora la Policía investiga si su esposa, que estaba incapacitada, fue asesinada por él. Antoni Llodrá Mayol, apodado «Bessó», de 62 años de edad, y Joana Llull Zarallo, de 55 y conocida como «Mosseta», se encontraban en un estado muy precario de salud. Él había sido carpintero y en la actualidad estaba jubilado, aunque trabajada como leñador y siempre llevaba troncos en su coche, un vehículo marca Ford Fiesta. Arrastraba una profunda depresión, que en los últimos tiempos se había agravado. Ella, por su parte, padecía graves problemas mentales y estaba incapacitada. Vivían en un piso de la calle Son Roc, en Manacor, y algunas mañanas acudían a la finca del camí de sa Murtera, que al parecer no estaba acondicionada para que pudieran pernoctar. Ayer, a eso de las diez de la noche, el matrimonio acudió a esos terrenos. Él conducía y aparcó el turismo cerca de la casa, con su mujer de copiloto. Lo que ocurrió a continuación está siendo investigado, pero todo indica que Antoni roció su cuerpo y el de su esposa con un acelerante (posiblemente gasolina) y luego prendió fuego al coche. Joana llevaba el cinturón puesto y no pudo escapar a las llamas. El hombre, convertido en tea, abrió la puerta del coche, avanzó tres metros y finalmente se desplomó, abrasado.

La Policía Local, los bomberos, una ambulancia del 061 y el Cuerpo Nacional de Policía «tomaron» la finca, y al descartarse un accidente se decidió no apagar el fuego del turismo, para no destruir pruebas. Para los investigadores está claro que se derramó gran cantidad de líquido combustible en el Ford Fiesta, ya que la combustión fue muy rápida. Familiares de la pareja fallecida llegaron en la medianoche hasta la finca, en una noche fría y neblinosa. Todos estaban terriblemente impactados y ayer un familiar comentó que ambos estaban «bastante enfermos». La investigación fue compleja y los agentes de la Comisaría de Manacor y del Grupo de Homicidios iluminaron el escenario de la doble muerte con focos y con los faros de los coches patrulla. Durante toda la madrugada examinaron la finca, el vehículo calcinado, los cadáveres carbonizados y la casa, en busca de indicios.

La empresa funeraria trasladó los dos cuerpos sin vida al instituto anatómico forense, a la espera de que se llevara a cabo la doble autopsia. Ayer, en contra de lo que estaba previsto, no se llevaron a cabo los exámenes, aunque se recogieron algunas muestras para ser remitidas a un laboratorio. Durante la mañana la Policía Judicial continuó inspeccionando la finca del camí des Murterar y los funcionarios descartaron la intervención de una tercera persona en la escena del doble fallecimiento. También rechazaron la hipótesis de un accidente, sobre todo porque la carta encontrada era muy esclarecedora y, por consiguiente, sólo persiste una duda: saber si la mujer estaba conforme o no con el suicidio planeado por Antoni Llodrá.