Sin embargo, las víctimas afirman que los latinoamericanos eran un grupo muy numeroso. «De repente vi navajas y un bate. Sin más, nos empezaron a dar hostias hasta que pudimos salir corriendo», afirmó uno de los jóvenes. También aseguró que los perros que paseaban eran solamente «cachorros de pitbull de tres o cuatro meses», por lo que no constituían amenaza alguna para la pandilla. Los tres jóvenes agredidos coincidieron también en señalar que el suceso les causó miedo. Uno de ellos afirmó que desde el incidente sufre «ataques de ansiedad» y «miedo de que me claven una navaja».
Antes del juicio las víctimas pidieron protección policial, al considerar que los acusados les estaban coaccionando y amenazando en las escaleras de los juzgados. De hecho, uno de ellos denunció esta situación durante el juicio: «Me siento desprotegido porque ya me han visto; desde que pasó esto no he vuelto al parque y no volveré en mucho tiempo», explicó. Ante esta situación, la policía envió a varios agentes para impedir cualquier incidente. Los hechos se remontan al 7 de marzo de 2006, cuando un grupo de latinoamericanos se encontraba jugando a baloncesto y béisbol en una de las canchas del parque de Sa Fertilitzadora o Son Costa, y se encontraron con otro grupo de jóvenes vecinos. Según los acusados, sólo hubo un «intercambio de palabras» y algún momento de tensión que no desembocó en violencia. Su versión apunta a que los jóvenes de la barriada acudieron con perros y que les querían echar del lugar. «Nos dijeron: ¡negros, lárguense de aquí! Eran unos 20 y nosotros solamente cuatro. Discutimos y alguien agarró un bate para defendernos de los perros».
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