Según el fiscal el hombre es responsable de dos atracos en junio de 2006, un mes después de su salida de prisión por otros delitos de robo. El primero tuvo lugar el día 8, cuando acudió a un comercio de la calle Baró Santa Maria del Sepulcre con un cuchillo de grandes dimensiones y amenazó a la dependienta, que en esos momentos estaba sola.
La víctima explicó ayer, protegida tras un biombo, que se abalanzó sobre ella mientras le decía: «no grites, no te va a pasar nada». Un momento después el ladrón bajó el cuchillo y la mujer intentó rodearle y escapar por la puerta, aunque en su intento resbaló y cayó al suelo. El hombre se le echó encima de nuevo y, tras ordenarle que se levantara la fue llevando hacia la trastienda, donde hay un pequeño cuarto en el que los empleados guardan ropa. La mujer forcejeó con el ladrón, empujando la puerta para no quedar encerrada. Sin embargo, el ladrón logró su propósito y salió de la tienda.
En ese preciso instante, una policía de Extranjería de paisano que caminaba por el lugar oyó los gritos de la mujer. Cuando entró en la tienda, se cruzó con el ladrón y le preguntó qué sucedía. El hombre le respondió: «nada, que mi novia está loca».
La policía descubrió a la chica en la trastienda, cuando estaba intentando escapar por una ventana. La víctima reconoció ayer que en ese momento no se fiaba ni de la policía, temiendo que pudiese estar «compinchada» con el ladrón, aunque luego se calmó. Cuando ayer le tocó identificar al acusado a través de una mirilla, comenzó a llorar recordando el episodio. Tanto ella como la policía reconocieron al inculpado como el atracador.
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