Andreu Genestra, el director de la empresa de inserción laboral, supuestamente cobró más de 400.000 euros en subvenciones por cursos de formación para discapacitados que luego no llegaron a realizarse. Entre el material intervenido por la Guardia Civil en aquellas instalaciones hay documentación que confirma que se falsificaron facturas y que se utilizaron nombres de profesores para justificar clases que no llegaron a impartirse. De hecho, esos docentes existen, pero han negado que colaboraran en los cursillos de Per Envant.
La mayoría de las subvenciones que recibió Genestra procedían de la conselleria de Treball, y hay constancia de al menos cuatro pagos de 45.000 euros. Los investigadores han quedado sorprendidos del escaso control por parte del Govern a la hora de confirmar que ese dinero se había invertido en los cursos de formación programados. La Benemérita, mientras tanto, sigue analizando la documentación hallada en Per Envant, incluidos los soportes informáticas. Una de las prioridades es saber dónde está el dinero malversado y si Genestra contó con algún compinche a la hora de desviar aquellos fondos. El director encarcelado llevaba años al frente de aquella empresa de discapacitados y toda su gestión será sometida a una minuciosa auditoria, en busca de anomalías contables. Sus cuentas corrientes han sido rastreadas por los expertos beneméritos, y de momento no han encontrado ingresos irregulares.
Motín en el taller
Según fuentes solventes ayer los trabajadores de Per Envant se rebelaron contra María C., la trabajadora que el lunes quedó en libertad y que ayer volvió al taller. Todo indica que la encargada tramita ahora una baja laboral por depresión.
Por otra parte el PSOE local advirtió ayer que pedirá al conseller de Treball, Cristòfol Huguet, explicaciones en el Parlament sobre el control que se ejercía de las subvenciones millonarias en concepto de cursos que ha recibido Inca desde principios de legislatura.
Tanto el PSOE como el PSM avanzaron que pedirán explicaciones políticas sobre el caso al propio alcalde, Pere Rotger. «La falta de control institucional sobre las subvenciones siempre nos ha preocupado. El alcalde en lugar de eludir responsabilidades debería tratar de tranquilizar ahora a la gente», apunto la concejal Xisca Vives.
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