Unos 250 vehículos recorrieron las principales calles del centro de la ciudad. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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La manifestación convocada por Comisiones Obreras (CC OO) y por el Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (SPPME) de la Policía Local de Palma colapsó entre las 17.00 y las 20.00 horas una parte del centro de la ciudad, ya que participaron 243 vehículos, entre coches y motocicletas, y 367 agentes. El 16 de febrero tuvo lugar una primera marcha, a pie, en la que participaron unos 300 agentes. La alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer, y el teniente de alcalde de Seguretat Ciutadana del Consistorio palmesano, Àlvaro Gijón, pidieron ayer disculpas a la ciudadanía por las molestias provocadas por los manifestantes. El acto reivindicativo había sido convocado por ambos sindicatos para mostrar su disconformidad con la última oferta presentada por el equipo de gobierno municipal, en el marco de las conversaciones que vienen manteniendo ambas partes relativas a un posible cambio en las condiciones laborales y económicas, en concreto sobre los complementos específicos y de destino, tras la entrada en vigor de la Ley de Coordinación de las Policías Locales. Los sindicatos CSIF, USO, STEI-i y UGT, que también participan en estas conversaciones, no se sumaron a la manifestación.

La marcha partió del aparcamiento de Son Moix, con 206 coches y 31 motos, si bien con posterioridad se sumaron unos pocos vehículos más. Los primeros problemas de atascos se situaron en la calle General Riera a la altura de la vía de cintura, poco después de iniciada la manifestación, y se volvieron a repetir en las Avingudes, cuando los vehículos dejaron de ir en fila, uno detrás de otro, y pasaron a ocupar todos los carriles del lado derecho. Durante esos momentos y con posterioridad, hubo diversas quejas ciudadanas, tanto por las molestias ocasionadas por el propio ritmo de la marcha como por el hecho de que los sucesivos cortes de calles llevados a cabo por la Policía Local para permitir el paso de los vehículos fueron realizados, según dichos ciudadanos, con demasiada antelación, lo que todavía habría agravado aún más la situación del tráfico.

La manifestación concluyó en la Plaça de Cort, en donde varios agentes tiraron en el zaguán del Ajuntament los llaveros regalados por el Consistorio por haber obtenido el certificado de calidad. Castro hizo una valoración muy positiva de la afluencia de vehículos y de agentes, y expresó su deseo de que la reunión fijada días atrás para el miércoles entre los dos sindicatos convocantes y Cirer sirva para «desbloquar y reconducir la situación». Por su parte, Gijón reiteró que el equipo de gobierno no negociará «bajo presión» y que «por un ejercicio de responsabilidad ante la ciudadanía no cederá ante determinadas peticiones», y señaló que «es muy triste que quienes tienen que garantizar los derechos ciudadanos hayan perjudicado la libre circulación de la gente».