Un juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial dejó al descubierto múltiples episodios de abusos sexuales en el seno de la misma familia a lo largo de años. En el banquillo de los acusados se sentaban Manuel E., de 64 años, y su hijo Julio Antonio, de 21, por abusar sexualmente de la nieta del primero y sobrina del segundo durante 11 años. Ya durante el interrogatorio efectuado por el fiscal jefe, Bartomeu Barceló, las dos hijas de Manuel afirmaron haber sufrido también abusos sexuales similares por parte de su padre hasta que cumplieron 15 años.
Gran parte del juicio trató sobre la figura de este hombre, según todas las implicadas una figura «muy autoritaria». Una de sus hijas declaró: «La frase que lo resume todo es que ha pensado que es Dios en su casa y que puede hacer lo que le da la gana».
Su nieta, que tiene actualmente 21 años, explicó que todo ocurría cuando se quedaba a dormir en casa del abuelo. Allí le tocaba por todo el cuerpo «en innumerables ocasiones mientras le decía cosas obscenas». «Me sentía como una zorra, porque me llegó a ofrecer dinero y me regalaba tangas, que yo rechazaba». Los abusos también los sufrió de manos de su propio tío Julio Antonio. Según aseguraba, intentó penetrarla en varias ocasiones, aunque según él las relaciones eran cosentidas.
La situación llegó a su límite en 2005, tras 11 años de abusos, cuando la joven intentó suicidarse tomando pastillas. Tres días después, le contó a su madre todo lo sucedido. «Lo hice porque la vida se me había descolocado, me había afectado a mis relaciones de pareja, a mis amistades; de hecho casi no tengo amigas porque a mí misma me da asco mi personalidad», afirmó ayer.
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