Las casas de la finca Son Bunyola. La venta se llevó a cabo a finales de 2002.

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PEP MATAS-PATRICIO CANDIA
Las ventas de la finca Son Bunyola y el hotel La Residencia, que eran propiedad del multimillonario británico Richard Branson, están siendo investigadas ahora en la 'operación Relámpago'. Inspectores del Cuerpo Nacional de Policía y de Hacienda tratan de esclarecer si hubo algún delito fiscal en el que, en grado de presunción, podría haber incurrido una o varias empresas directamente relacionadas con el bufete Feliu. A raiz de los registros efectuados en el citado despacho de abogados se intervino la documentación de unas 400 sociedades, 200 de ellas opacas y el resto con administradores y apoderados plenamente identificados. De estas últimas se tiene constancia de que, una o dos empresas intervinieron como intermediarias en las ventas de la finca de Son Bunyola, o parte de la misma, y así mismo en la venta del hotel la Residencia, en Deià. El magnate británico dividió para su venta en cuatro partes Son Bunyola, venta que confirmó la inmobiliaria Kensington a finales de 2002. En el entramado de sociedades que se han intervenido está la de Son Bunyola SL, cuyo administrador era Alejandro Feliu y el ex administrador Richard Branson. Otra sociedad, Son Creu SL, está domiciliada en el número dos del Paseo Mallorca, en Palma (sede del Bufete Feliu), figurando igualmente Alejandro Feliu como administrador, y anteriormente en ese mismo cargo el magnate británico propietario del grupo Virgin. Dicha sociedad tiene, o tenía, un capital social de 1,6 millones de euros, y figuraba como propietaria del hotel la Residencia, que se vendió a principios de 2002 a la cadena británica Orient Express por unos cuatro mil millones de pesetas. En el caso de la venta de Son Bunyola no trascendió el nombre de los compradores ni el precio que se pagó, aunque se especuló que la cantidad oscilaba en torno a los diez millones de dólares. Por parte de los investigadores se deja claro que las investigaciones se centran en las sociedades que actuaron como intermediarias en las ventas, y no en el magnate británico.

En la misma línea se investiga también a una sociedad de las intervenidas en el bufete Feliu, que actuó de intermediaria en la venta de Bon Sosec. La operación se concretó a mediados de la década de los 90, y lo que se investiga es si pudo haber algún delito fiscal. Por último, señalar la posibilidad de que el sumario del caso acabe en la Audiencia Nacional y que la instrucción se alarge unos cuatro años por el gran volumen de material para analizar.