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JAVIER JIMÉNEZ
El misterio de Pep Adrover se desveló ayer. El cazador desaparecido en Son Carrió fue hallado muerto en un pozo de una finca de Sant Llorenç, con una soga anudada al cuello.

«Canonge», de 46 años, fue visto por última vez el pasado dos de abril y su desaparición motivó una búsqueda sin precedentes en Son Carrió. Familiares, vecinos, amigos, guardias civiles, policías locales, Protección Civil, un helicóptero, bomberos y perros adiestrados batieron durante una semana el núcleo y no encontraron ni rastro del vecino ausente. La familia, hace unos días, hizo un llamamiento para que los propietarios de fincas cercanas revisaran de forma minuciosa los terrenos y ayer por la tarde un hermano de Pep y un amigo llevaron a cabo el trágico hallazgo.

El cuerpo de Pep Adrover apareció dentro de un pozo en la finca Can Duai, en la carretera de Son Carrió a Son Servera. Se trata de una posesión que ya había sido registrada por aire y por tierra, aunque en aquella ocasión ese pozo en cuestión no fue peinado. El cadáver estaba parcialmente cubierto por unas cañas y tenía una soga anudada al cuello, por lo que todo parece indicar que el cazador decidió quitarse la vida. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Manacor se hizo cargo de la investigación, apoyada por la Policía Local de Sant Llorenç, mientras los bomberos descendían al pozo para rescatar el cuerpo. Una forense también acudió a la finca y en una primera inspección no detectó señales de violencia. La familia de «Canonge» permaneció durante el operativo en la finca y fue informada de las circunstancias del hallazgo.