El accidente ocurrió a las 11.30 horas del pasado 25 de julio, «uno de los días más calurosos del año», recuerda Mauricio, el hijo de Erich. El jubilado alemán, que llevaba 40 años residiendo en Mallorca, tomó el Transabús línea 103, que cubre el trayecto Andratx-Palma. Cuando el vehículo estaba a la altura de la Catedral, un frenazo lanzó a Erich contra el asiento de enfrente, con tan mala fortuna que se fracturó las vértebras C3 y C4. Perdió el conocimiento y al despertar empezó su calvario: pasó por Son Dureta, por San Juan de Dios y luego ingresó en un centro de rehabilitación en Alemania. Pero la médula del pensionista, de 80 años, estaba tan dañada que su estado es irreversible. En la actualidad permanece interno en una residencia privada de Santa Ponça, en una unidad de cuidados intensivos.
Mauricio se quejó de que «nadie nos ha dado ninguna explicación del accidente» y pidió la colaboración de las personas que iban en el autobús esa mañana de julio. Erich, que regentó un restaurante en la Platja de Palma, tiene muy pocas posibilidades de mejorar físicamente, pero tiene la cabeza lúcida y es consciente de que un frenazo le ha cambiado para siempre los últimos años de su vida.
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