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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
La enigmática sonrisa de Pedro José Carmona puso punto y final al juicio por el llamado 'crimen de Cala d'Or'. El reo abandonó la Audiencia Provincial oculto bajo unas gafas de sol, esgrimiendo un amplio gesto de satisfacción y levantando los pulgares hacia los periodistas. Sin embargo tenía pocos motivos para ello. Pocos minutos antes, el jurado le había declarado culpable por unanimidad del asesinato de la joven eslovaca Verónica Kovalovska. En un veredicto que el presidente del tribunal, Juan Pedro Yllanes, calificó de «minucioso y muy bien motivado», el jurado afirmó que Pedro discutió con su novia en el jardín. Allí la agredió con varios objetos inciso-contusos, que provocaron «una muerte violenta por destrucción de los centros vitales debido a un shock traumático».

El jurado echaba así por tierra la versión del acusado, quien siempre afirmó que la chica se había tirado desde el segundo piso. Según el veredicto, «la autopsia descarta la precipitación», puesto que la joven no tenía más heridas que las de la cabeza y dos en sendas muñecas, realizadas con un cuchillo.

La versión del jurado se apoyó en la de los investigadores de la Guardia Civil, recordando que en el lugar había «pruebas de lucha». Entre ellas, las uñas rotas y un mechón de pelo de la víctima, así como las ramas del seto quebradas.

Los nueve miembros del jurado se mostraron bastante duros con varias de las pruebas aportadas de la defensa, afirmando que «carecían de fundamentación». El jurado se refería a las periciales del experto en biomecánica y un forense. En una polémica jornada judicial celebrada el martes, ambos coincidieron en señalar que la muerte se había producido porque la víctima cayó desde el segundo piso y al tropezar con una cornisa, aunque no se hallaron señales en los salientes del edificio.

Los miembros del jurado rechazaron además la posibilidad de indulto parcial para el acusado por 7 votos a 2.

La única decisión que benefició al reo fue la de apreciar que en el momento del asesinato era consumidor esporádico de cocaína y que iba drogado en la noche del crimen, aunque curiosamente las pruebas aportadas por expertos de toxicología sólo muestran resultados referentes a la época en la que Pedro Carmona llevaba dos meses ingresado en la cárcel.