Las acusaciones afirmaron además que tenía un móvil que le movió a actuar: robarles el dinero que llevaban encima para comprar droga. De este modo contradijeron al abogado defensor, para quien no existía ninguna razón para cometer el doble crimen.
Durante sus informes, tanto la fiscal como la acusación particular restaron crédito a su pérdida de memoria, justo cuando estaba junto al puente de la calle General Riera donde se encontraron los cuerpos de Santiago Gonzalo y Àngel Uguet.
La fiscal razonó que Jacinto «quizá quiso robar a Santiago y al ver que se movía, le mató. Luego, por si acaso, asestó un golpe mortal a Àngela para evitar que fuese testigo».
La acusación particular añadió que «no sabemos si su ensañamiento se debió a que no encontró suficiente dinero o a que Santiago se despertaba».
Ambos afirmaron que el acusado sabía que los fallecidos estaban bajo el puente y que al reencontrarse con su amiga Mónica llevaba un cartón de vino, presuntamente de los fallecidos.
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