El constructor, que tiene 45 años, estaba supuestamente obsesionado con su trabajadora y sin que ella se diera cuenta le colocó una cámara webcam que estaba conectada a su ordenador, en otro despacho. La mujer, sin embargo, un día reparó casualmente en la cámara y acudió a la Guardia Civil para denunciar los hechos. Los agentes se presentaron en las oficinas de Inca y procedieron a la detención del empresario, tras confirmar que en su ordenador almacenaba al menos 80 vídeos y fotografías de las partes íntimas de la empleada. La oficina fue registrada.
Ese material fue precintado por los investigadores, como prueba inculpatoria contra él. Ayer por la mañana el imputado fue trasladado hasta el Juzgado de Instrucción número 1 de Inca y prestó declaración ante el magistrado. A su término quedó en libertad con cargos, a la espera de que se celebre el juicio por un delito contra la intimidad.
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