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JAVIER JIMÉNEZ
La madrugada del sábado al domingo en Cala d`Or fue muy accidentada. Tanto, que la noche finalizó con cuatro detenidos y diez heridos tras una batalla campal que se inició en una discoteca.

El pub Yates había abierto sus puertas con normalidad y a eso de las cuatro de la madrugada un encargado sorprendió a tres jóvenes de etnia gitana sustrayendo una botella de whisky. El empleado les instó a que dejaran la botella y abandonaran la discoteca, pero los muchachos adoptaron una actitud muy chulesca y se enfrentaron con el personal del negocio. En poco tiempo acudieron otros trabajadores a apoyar a su compañero en apuros y, del otro grupo, también llegaron más jóvenes gitanos, quince en total. Se esgrimió al menos un bate de béisbol y de repente el caos llegó al local. Gritos, insultos, puñetazos, patadas y mobiliario roto por todas partes. Al estilo del lejano Oeste. En total, según testigos presenciales, había más de veinte personas golpeándose y la Policía Local y la Guardia Civil fueron alertados de la batalla campal. Varias unidades se desplazaron rápidamente hasta Cala d´Or y se encontraron con un escenario desolador, con daños materiales que superan los 6.000 euros. De los datos facilitados por los empleados y por los testigos presenciales los agentes identificaron a dos adultos y dos menores, todos ellos gitanos, como responsables de la reyerta y del intento de hurto de la botella, y procedieron a su identificación. Los acusados presentaban lesiones, según ellos provocadas por los porteros que habían esgrimido bates de béisbol, y fueron atendidos en el centro de salud de Cala d´Or. Después se marcharon a sus respectivas viviendas, pero la Benemérita les estaba esperando y procedió a la detención de los cuatro, uno de los cuales tiene antecedentes. En la zona de ocio nocturno de Escuare, donde ocurrieron los hechos, el revuelo era total. Las discotecas y pubs son propiedad de un empresario holandés, que no estaba presente cuando se desarrolló la batalla campal. El extranjero, al día siguiente, se presentó en el cuartel para interponer una denuncia por daños en su establecimiento y lesiones a sus empleados.

De los testimonios recabados por la Guardia Civil no hay ningún dato que apunte a que se blandieron armas blancas durante la reyerta, aunque los investigadores no descartan que alguno de los quince jóvenes pertenecientes a clanes gitanos que se vieron implicados llevara algún arma encima.

La investigación sobre la reyerta tumultuaria no ha finalizado, ya que hay varias personas que se marcharon del escenario antes de que llegara la Guardia Civil y que serán apresadas en los próximos días.

Los heridos que fueron atendidos en el centro sanitario presentaban contusiones, erosiones y alguno de ellos sangraba. Sin embargo, las heridas no eran de gravedad, Ayer por la mañana la Guardia Civil montó otro control estático en Cala d´Or, aunque no hay constancia de que el operativo guarde relación con la batalla campal del fin de semana. Los vecinos denunciaron que en las últimas semanas, coincidiendo con la llegada de turistas y el buen tiempo, se han registrado riñas callejeras con cierta frecuencia, algunas de ellas de gran violencia. Por ese motivo solicitan mayor presencia policial.