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Un inmigrante de origen rumano se quemó ayer a lo bonzo en presencia de su familia ante la Subdelegación del Gobierno de Castellón para reclamar una ayuda económica que le permita regresar a su país. El Ayuntamiento de Castellón puso a disposición de su mujer y dos hijos un centro de acogida cercano a la unidad de quemados del Hospital la Fe de Valencia, donde el hombre permanece en estado grave con quemaduras en el 70% de su cuerpo. La familia fue estafada a su llegada a España con la promesa de un trabajo, pero resultó ser falsa, por lo que lo único que quieren es volver a su país de origen tras haber vivido en España tres meses sobreviviendo a base de vender refrescos en la calle. Una ayuda de 400 euros, con la promesa de devolverlos. Es lo que pedía el hombre cuando decidió quemarse a lo bonzo ante la Subdelegación del Gobierno en Castellón a pesar de que su mujer e hija, que presenciaron el acto, intentaran disuadirle sin éxito. El hombre se roció con gasolina y se prendió fuego a modo de protesta ante la indiferencia de, según él, toda la sociedad.