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JAVIER JIMÉNEZ Un leve incidente de tráfico le supuso a un conductor de Inca recibir una paliza por parte de tres jóvenes. Francisco Aranda, un mecánico de 41 años, salió de copas con un amigo en la noche del viernes al sábado. A las cuatro de la madrugada salió del bar y se subió a su coche, para trasladarse a su casa, en la calle California. Cuando efectuaba la maniobra de marcha atrás, supuestamente, golpeó suavemente el parachoques de otro coche aparcado y a partir de ahí llegaron sus problemas. «Yo no fui consciente de que había tocado el otro coche, pero tres chicos me tocaron al cristal y me dijeron que así había sido. Yo me extrañé porque me dijeron que les había hecho un desperfecto. Fui a la guantera, a coger los papeles del seguro, y entonces recibió un golpe muy fuerte por la espalda», relató ayer el herido.


Francisco se desplomó a consecuencia de la violencia de la agresión y, de forma instintiva, sacó su teléfono móvil y consiguió contactar con el 112. «Eso les enfureció todavía más y uno de ellos me propinó una patada en la cara, que me rompió la nariz», añadió. El mecánico comenzó a sangrar de forma abundante y a los pocos minutos llegó una patrulla de la Policía Local, que lo encontró inconsciente en el suelo, con el rostro y sus ropas cubierto de sangre.