La sentencia emitida por el magistrado que presidió en su día el Tribunal del Jurado por esa causa, añade un año y medio de prisión a cada uno de los condenados por el delito de tenencia ilícita de armas, y una indemnización solidaria de 60.000 euros para los herederos de la víctima.
Una vez encontrados culpables por los componentes del Jurado, Pedro Roselló y Francisco Piñas estaban pendientes únicamente la decisión del juez a partir de las penas solicitadas por el fiscal y por la acusación particular, que variaban entre diecinueve y veinte años por asesinato y tres por tenencia ilícita del arma con el que cometieron el asesinato, frente a solicitudes de sus letrados de absolución para Francisco, que no apretó el gatillo, y de apenas unos meses de cárcel para Pedro, ejecutor del asesinato, por atenuantes de desequilibrio mental.
La sentencia asume no sólo que no concurren en ninguno de los acusados circunstancias que deban atenuar la pena, sino que considera a ambos responsables en el mismo grado de la muerte a tiros de Julio Camacho.
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