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FAUSTO RAMOS
Francis Bodenan, ejecutor material del secuestro de Moisés Tshombé llevado a cabo tal día como hoy en 1967 en un vuelo privado Eivissa-Palma, fue considerado como uno de los primeros actos de piratería aérea que, además, hizo que cambiara el rumbo de la historia del antiguo Congo Belga, hoy República del Zaire. Moisés Tshombé, ex presidente del Congo, volaba desde Eivissa a Mallorca en una avioneta-taxi acompañado de otras seis personas que él creía de su confianza. Cuando la avioneta se hallaba en pleno vuelo, uno de los pasajeros, Francis Bodenan, francés de 33 años, sacó una pistola y ordenó a los pilotos desviar el aparato a Argelia.

El secuestro del aparto llevó al traste la llamada 'operación Kerillis' urdida por Moisés Tshombé para derrocar al presidente congoleño Mobutu que le había derrocado obligándole a exiliarse en España.

La citada operación, con la invasión del Congo por tropas mercenarias, estaba respaldada por la inmensa fortuna que había acumulado el ex-presidente congoleño y que estaba a buen recaudo en cuentas secretas de bancos suizos. Portugal estaba dispuesta a ayudarle con la esperanza de que un triunfo de Tshombé sobre Mobutu acarrease el cese de la ayuda congoleña a los rebeldes angoleños y mozambiqueños. Los grupos financieros belgas y suizos respaldaron también la operación con el fin de perpetuar sus intereses económicos en el Congo, que habían quedado mermados cuando fue depuesto Tshombé.

Mandos militares
En el actual Zaire, Tshombé contaba también con apoyo logístico de varios altos mandos militares belgas propietarios de extensas posesiones en la ex colonia belga y ex dirigentes de tropas mercenarias.

La avioneta aterrizó en un aeródromo militar cerca de Argel después de tres cuartos de hora de vuelo. Cuando descendieron de la avioneta, todos los ocupantes fueron detenidos, incluso Bodenan. Mobutu había ganado en parte. Para evitar que el secuestro de Tshombé resultara demasiado descarado a ojos de la opinión mundial, Bodenan había recibido la orden de llevar a Tshombé a Argelia para que, una vez allí, el presidente argelino Bumedian lo extraditara al Zaire. Sin embargo, esto no se llevó a efecto. Moisés Tshombé moriría dos años después sin que se supiera exactamente las causas. Se habló de que había sido envenenado y también de un ataque al corazón.