Los cuatro detenidos por la paliza de Calvià, tras ser interceptados por la Policía Local de Palma.Foto: VASIL

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A las cinco de la tarde del martes un vecino descubrió al hombre amordazado y apaleado, en una finca próxima al cuartel de la Guardia Civil de Algaida.

Los agentes acudieron se entrevistaron con el varón, que les explicó que había sorprendido robando en su casa a dos jóvenes de origen magrebí, que se encararon con él y le atacaron. Los intrusos parece ser que sustrajeron algunos efectos y antes de huir dejaron maniatado al propietario, que recibió una serie de golpes cuando ofreció resistencia. Lo encerraron en un cuarto, pero él consiguió salir y llegó hasta al entrada de su finca maniatado. Allí sus gritos alertaron a un vecino y cuando la Policía Local de Algaida llegó, a los pocos minutos, todavía estaba atado.

La víctima fue trasladada en ambulancia a Son Llàtzer y los funcionarios llevaron a cabo una serie de gestiones para aclarar la autoría del asalto. Se entrevistaron con vecinos de la zona para saber si habían reparado en algún vehículo sospechoso que a esa hora de la tarde hubiera merodeado por el lugar. Ayer tarde todavía no se habían practicado detenciones y los agentes realizaban ímprobas gestiones para localizar a los dos delincuentes. Tampoco se descarta que hubiera más implicados que esperaran en la calle, a la entrada de la finca, a los ladrones, vigilando la zona.

Se trata de la cuarta agresión de características similares en Mallorca desde junio. El primer caso fue el de madò Francisca Oliver, una vecina de Inca de 86 años, que fue asaltada en su vivienda por tres marroquíes, que le golpearon mientras registraban la casa. La mujer sufrió lesiones severas y el caso despertó una ola de indignación en Inca. Días después se repitió el hecho en una casa de sa Pobla, donde fue atacado un hombre que miraba la televisión en el comedor. Le colocaron una sábana sobre la cabeza y dos menores y un joven le propinaron una paliza, también para robar.

Luego le tocó el turno a un vecino de Selva de 70 años que escuchó ruidos en su finca y se encontró con un ladrón. El desconocido, para ganar tiempo, le pidió un vaso de agua y después se abalanzó sobre el dueño y le golpeó en la cabeza y un brazo, que quedó fracturado.