La guerra diaria que mantenía la Policía Local de Calvià y las collas de carteristas, claveleras y vendedores de fruta, parece que ha llegado a su fin.
Durante los últimos años, varias collas familiares, formadas entre cuatro y cinco integrantes cada una de ellas, cometían sus fechorías en las playas de Calvià, especialmente la de Santa Ponça.
Algunos de los delincuentes, contabilizan hasta 25 denuncias por día. La desesperación e impotencia de los agentes, comerciantes y residentes era palpable.
Desde hace unos meses, entró en vigor una nueva ordenanza municipal que permite a los agentes denunciar y tramitar el correspondiente expediente vía penal. De esta manera, los delincuentes pasan a disposición judicial.
A raíz de la nueva ordenanza, las claveleras, carteristas y vendedores de fruta, han desistido de cometer sus actos delictivos en las playas Calvià y se han trasladado a las playas de Andratx, zona del levante mallorquín y el litoral norte. Algunos municipios ante esta nueva avalancha no escatiman esfuerzos y han reforzado considerablemente la presencia policial en sus playas.
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