La Guardia Civil está investigando la aparición de unos restos humanos en la playa de Muro. En concreto se trata de una mandíbula humana, cuyas muestras han sido remitidas al laboratorio de criminalística de Madrid para extraer pruebas de ADN.
El hallazgo se llevó a cabo de forma casual hace unos días, cuando un vecino paseaba por la playa y reparó en unos huesos semienterrados en la arena. Al acercarse descubrió que se trataba de una mandíbula humana, muy deteriorada, y dio aviso a las Fuerzas de Seguridad. Una patrulla de la Guardia Civil se desplazó hasta ese paraje y confirmó que, en efecto, se trataba de una quijada inferior.
La zona quedó precintada y los funcionarios de la Policía Judicial buscaron sin éxito más huesos en los alrededores. El maxilar estaba semienterrado y llevaba bastantes años bajo la arena, según apreció el forense de Inca que se desplazó hasta la playa de Muro para analizar los restos. En una primera inspección, el especialista determinó que la mandíbula tenía unos veinte años de antigüedad, aunque la datación no era definitiva y podía oscilar dependiendo de muchos factores. Lo único que estaba claro es que llevaba muchos años enterrada.
Las muestras del hueso han sido remitidas al laboratorio de criminalística de Madrid, para que sea sometido a las pruebas de ADN. Los exámenes también permitirán fijar con exactitud si pertenecen a un hombre o una mujer y, sobre todo, de qué período son. Los investigadores realizaron gestiones entre algunos vecinos de la zona del hallazgo, que manifestaron que bastantes décadas atrás algunos marineros fueron enterrados cerca del mar. Sin embargo, parece poco probable que la mandíbula sea de alguno de ellos.
Nada más aparecer la quijada, la primera persona que les vino a la cabeza a los guardias civiles fue Ivonne O'Brien, la británica que fue salvajemente asesinada en el Port d'Alcúdia en 1999. Su crimen, de una atrocidad sin límites, todavía no ha sido esclarecido y el asesino se llevó la mandíbula del cuerpo mutilado de la mujer.
La inglesa sufrió una calvario atroz, que se prolongó al parecer durante horas. Conocía al psicópata, al que recibió en su chalet alquilado. Lo que debía ser un encuentro sexual normal degeneró en una orgía de sangre: a Ivonne le arrancaron parte de los pechos, le introdujeron un revólver simulado en la vagina, le abrieron el abdomen y le arrancaron con un objeto punzante la mandíbula, cuando todavía estaba viva. Después, el sádico escribió unas palabras con su sangre en la habitación y huyó, con la quijada en su poder. La brutalidad del crimen sorprendió incluso a los investigadores, que nunca se habían topado con una sangría similar en Mallorca. Sin embargo, los primeros datos no apuntan a que la mandíbula hallada sea de Ivonne.
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