A las tres de la madrugada del domingo al lunes, la Policía Nacional acudió a un domicilio de Palma alertados por la denuncia de una mujer que aseguraba muy nerviosa que su compañero de piso había se había encerrado en un cuarto y había matado a su perro. Cuando los agentes llegaron se encontraron con una escena especialmente cruda: el hombre había destrozado literalmente a puñaladas al animal, al que, aparentemente, metió en un saco, cosió a puñaladas para, de nuevo sacarlo y pasearlo por la habitación. Las paredes de la habitación estaban manchadas de sangre, lo que demostraba que el agresor se había ensañado con el can. Se trataba de un perro de tamaño grande: un husky siberiano.
El agresor, un joven de en torno a veinte años, había llegado de madrugada al piso tras haber consumido aparentemente drogas y alcohol. Al llegar discutió con su compañera de piso. Tras la pelea, la mujer se dio cuenta de que el animal había desaparecido y que estaba en la habitación de su vecino. El joven habría atacado al perro porque le molestaron sus ladridos.
Tras la intervención policial, el hombre estaba visiblemente alterado y en una actitud violenta. Los agentes que se personaron en el apartamento le detuvieron, como medida de precaución por si decidía hacer daño a la mujer. En la mañana de ayer, el presunto agresor pasó a disposición judicial, donde declaró que había cargado contra el animal porque había «oído voces». A media mañana quedó en libertad con cargos por maltrato contra los animales.
La Policía Nacional también avisó a la protectora de animales para que se hicieran cargo del cadáver del perro. El hombre se enfrenta a una falta de maltrato a los animales. Al parecer se trata de una persona con cierto desiquilibrio psicológico que ha protagonizado episodios violentos, aunque hasta ahora no había llegado a estos extremos.
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