El local supuestamente atracado, que al final no lo fue, está ubicado en Inca. Foto: UH-INCA

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Qué cinco grandes actores se ha perdido el cine. La Guardia Civil ha desenmascarado a un grupo de sudamericanos que simuló perfectamente un violento atraco a un locutorio de Inca y se quedó con 5.000 euros. El reparto era estelar: Hugo Joaquín y Jonathán Abel, uruguayo y argentino respectivamente, eran los falsos atracados.

Gilda Neisa y Sara Dalcy, ambas bolivianas, representaban a las modélicas empleadas del local que fueron vejadas y golpeadas salvajemente por los atracadores. Y Anita Leticia, argentina, era la guionista. Es decir, el cerebro del montaje. Sin embargo, el Óscar al final se lo llevado la Benemérita.

El pasado 11 de diciembre, de madrugada, dos encapuchados armados con un cúter entraron en un locutorio de Inca. En su interior se encontraban las dos sudamericanas que regentan el establecimiento, que es propiedad de otra señora que nada tiene que ver con los hechos.

Según la denuncia inicial, los desconocidos se comportaron con extrema violencia y golpearon repetidamente a Sara Dalcy, que efectivamente presentaba lesiones. La otra fémina sufrió vómitos y convulsiones por la traumática experiencia.

O eso es al menos lo que contó esa madrugada de autos. Las dos fueron trasladadas al hospital de Inca y una de ellas, en concreto Sara, se pasó un día ingresada.

La Policía Judicial de la Guardia Civil se hizo cargo de la investigación y desde el principio se detectaron piezas que no cuadraban en el puzzle. Las dos víctimas ofrecieron datos pobres sobre las características físicas o la indumentaria de los dos atracadores, aunque esa circunstancia se achacó en un principio a que ambas estaban terriblemente impactadas. Luego, empero, su testimonio se fue resquebrajando. Los médicos detectaron que los golpes y lesiones eran antiguos, es decir, que no se correspondían con el supuesto violento atraco que acababan de sufrir en Inca las dos amigas bolivianas.

Al poco tiempo surgió otro dato inquietante: Sara vivía con Jonathán, un argentino del que nada sabía la Guardia Civil. El círculo se fue estrechando y tras tender algunas trampas el pasado viernes fue detenido el joven, que tiene 24 años. «Tu versión no cuadra», le insistían los agentes. Dos días en los calabozos del cuartel de Inca acabaron por reblandecerlo.

El muchacho acabó derrumbándose y confesó que todo había sido un montaje, que el atraco en el locutorio nunca había existido como tal. Sí que entraron él y su amigo Hugo Joaquín encapuchados esa madrugada, pero sólo era para despistar, por si algún vecino insomne reparaba en ellos.

Dentro del negocio pusieron en escena todos sus recursos interpretativos. Gritos, golpes en las mesas y toda la parafernalia que conlleva un atraco violento, como el de las películas. El botín que se repartieron los cinco implicados fue de 5.000 euros y también desaparecieron del locutorio un teléfono móvil y varias tarjetas telefónicas.

El fin de semana cayeron uno a uno todos los acusados y ayer se culminó la operación policial con el arresto de Anita Leticia, que es la madre de Jonathán. Los sudamericanos han sido puestos a disposición judicial en Inca y todos ellos han quedado en libertad con cargos, pendientes de juicio. Todo un elenco de estrellas de reparto sin suerte con el papel final.