Josef Fritzl pagará con un internamiento de por vida los 24 años de encierro y violaciones a los que sometió a su hija Elisabeth y que la fiscal que lleva el caso definió como un «martirio inimaginable».
Un jurado popular formado por cinco mujeres y tres hombres determinó ayer de forma unánime que el «Carcelero de Amstetten» es culpable de todos los cargos que se le imputaban.
Culpable de asesinato por omisión de socorro, de esclavitud, de violación, de privación de libertad, de coacción grave y de incesto.
Un veredicto que llegó tras un rápido juicio de sólo cuatro días en la Audiencia Provincial de Sankt Polten, al oeste de Viena, que ha sido seguido en directo por la prensa de medio mundo.
Fritzl, de 73 años, pasará, en principio, toda su vida internado. Primero, en una institución para delincuentes con problemas mentales, donde será sometido a terapia. Posteriormente, si el tratamiento funciona y los controles periódicos que se le realizarán determinan que ha superado la grave alteración de la personalidad que padece, sería trasladado a una prisión convencional para seguir cumpliendo su condena.
Fritzl escuchó ayer con calma y sin ninguna muestra de emoción la lectura del veredicto y de la sentencia. A preguntas de la juez que dirigió el proceso, el «Carcelero de Amstetten» aseguró comprender la pena que se le ha impuesto. «La acepto», afirmó, renunciando así a la posibilidad de recurrir la sentencia, que tampoco será apelada por la Fiscalía.
Por su parte, el abogado del ya condenado, Rudolf Mayer, calificó la sentencia como una «lógica consecuencia de una confesión ante 24 años de encierro y unas 3.000 violaciones».
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